Los salarios y las condiciones de trabajo no guardan relación directa con los niveles de productividad de las maquiladoras, es evidente que al contratar a las personas sin las prestaciones de Ley, la mano de obra se vuelve más barata y esto redunda en la disminución de los costos para las maquiladoras.
Sólo en el Sur de Asia y en China se pagan salarios más bajos que en las maquiladoras mexicanas.
Ante el deterioro salarial y la necesidad que tienen las maquiladoras de aumentar su productividad, los trabajadores han tenido que aceptar el aumento de la duración de sus jornadas laborales para incrementar sus ingresos. En algunos casos llegan a duplicar la jornada de trabajo, con todas las consecuencias laborales y humanas imaginables.
También regresamos al pago por destajo, este sistema prohibido por la legislación laboral, después del triunfo de la revolución mexicana ha reaparecido en las maquiladoras sobre todo en aquellas donde predomina el trabajo manual, al respecto cabe afirmar que las autoridades mexicanas soslayan estas prácticas por captar inversión extranjera.
En general la política del gobierno es dejar trabajar a las maquiladoras a puertas cerradas aún cuando se realicen en ellas operaciones peligrosas sin el equipo adecuado que pongan en riesgo la salud de los trabadores.
Para sobrevivir, los trabajadores mexicanos no sólo se han empleado en la economía informal o han aumentado sus niveles de emigración a EU, se han tenido que emplear en la Industria Maquiladora de Exportación y han tenido que cambiar incluso sus hábitos alimenticios, trabajar horas extras o varias jornadas muchas veces, regresar al pago por destajo; se han visto obligados a realizar trabajos a domicilio; han tenido que contratarse sin ninguna prestación de ley a la que tienen derecho; han tenido que emplearse mediante la contratación temporal y verbal; y cada vez más mujeres, jóvenes y niños trabajan por aumentar el ingreso familiar.
Es increíble pensar que a 157 años de distancia un poco más de un siglo y medio las similitudes entre la clase obrera en Inglaterra en el año 1845 y la mexicana en el año 2008 sean tantas.
Hoy la industria maquiladora como la manufacturera en 1845 centralizan la propiedad en manos de unos pocos, utilizan a los trabajadores como piezas del capital y los explotan en las condiciones más adversas.
viernes, 20 de junio de 2008
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